Razones para un (prudente) optimismo en Panamá

La feroz tormenta del 2020 quedó atrás y, aunque el barco navega en aguas relativamente calmadas y con buen pronóstico, algunas velas quedaron maltrechas y todavía hay que achicar el agua que sigue entrando por algún agujero.

Así podemos ver la situación de Panamá tras haber sufrido una caída de casi 18% de su Producto Interno Bruto en el año más intenso de la pandemia, compensada en buena parte por una recuperación de 13% en 2021 y con perspectivas prácticamente seguras de crecimiento en 2022.

Casi la mitad de los empresarios del país reportaron que sus ventas e ingresos se incrementaron durante el pasado ejercicio. Así las cosas, Panamá promete estar a la cabeza de Latinoamérica en cuanto a su capacidad de reacción, con un crecimiento superior al 8% según la CEPAL, seguido por República Dominicana, El Salvador y Perú entre los más afortunados de Latinoamérica. (“Estudio económico de América Latina y el Caribe”).

Pero en cubierta unos ven el vaso medio vacío y otros medio lleno. Los escépticos apuntan que, si bien el que termina fue un año de recuperación, el beneficio fue muy desigual según el sector a que nos refiramos y con poca incidencia tanto en el crecimiento del empleo –sobre todo del formal- y por tanto del consumo, que es una variable que nos interesa especialmente en el ámbito de la publicidad y el mercadeo.

El sector privado, que redujo sus plantillas en 364 mil trabajadores en 2020, recuperó parte de lo perdido, pero aún  no genera nuevos empleos. Las cifras no lucen confiables, pues las oficiales sitúan el problema del desempleo en torno a 11%, mientras analistas independientes llegan a duplicar o triplicar esa estimación. El empleo, sin duda, es uno de esos grandes agujeros en el casco del barco.

También jugando en contra está el repunte de la inflación, que entre enero y diciembre de 2021 acumuló 1,6 %, con una variación interanual de 2,6 % (Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo), en cualquier caso muy inferior al promedio de Latinoamérica en un año de récords inflacionarios. Pero es una tendencia que podría ir a más, pues mucha de la mercancía que tenía que llegar a Panamá, no ha llegado, y cuando llegue, en este primer trimestre, lo hará a un costo más alto.

Otra circunstancia negativa para ciertos sectores, puede ser la entrada en vigencia de los aranceles a 0% del tratado de promoción comercial (TPC) con Estados Unidos, que implica la entrada de productos agropecuarios a menor precio.

Más allá de estas consideraciones, los optimistas tienen bastantes razones para defender su posición. Dentro y fuera de las fronteras panameñas muchos expertos prevén un buen desempeño para la economía del istmo en este 2022. La misma Comisión Económica para América Latina –CEPAL- le augura una “recuperación sostenible e inclusiva”, mientras que otras instituciones amplían la predicción de crecimiento  del PIB hasta 14% o más y hablan de recuperar las cifras pre-pandemia.

Sean pesimistas u optimistas, unos y otros coinciden en que la capacidad del país para atraer nuevamente inversiones extranjeras directas es un asunto crucial. Tras la estrepitosa caída de esta variable en el 2020, la recuperación en 2021 apenas superó el 10%. En esta materia persisten condicionantes que poco o nada tienen que ver con la circunstancia de la pandemia.

Preocupa especialmente la permanencia del país en las listas del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y de la Unión Europea (UE), y mientras siga resonando el escándalo de los Pandora Papers, la labor es cuesta arriba. Basta decir, para apreciar el impacto del problema reputacional, que Panamá no recupera aún los niveles que tenía en 2015 en cuanto al resguardo de dinero extranjero en sus bancos. Otros países de la región, muy en particular Costa Rica, están captando los flujos de recursos.

La buena noticia en cuanto a inversiones es el avance  en la negociación del nuevo contrato entre el Estado panameño y Minera Panamá (subsidiaria de la canadiense First Quantum Minerals Ltd.), que constituye una inversión extranjera realmente histórica con sus $6,700 millones de inyección a la economía y capacidad para generar cerca de 40 mil empleos entre directos e indirectos. El Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) acaba de recibir  por parte de Minera Panamá la aceptación de la propuesta según la cual la mina de cobre Panamá daría al gobierno una aportación mínima, es decir al margen de las ventas, de 375 millones de dólares al año solo por concepto de regalías, no por impuestos.

Parece claro, a la luz del comportamiento de la economía en 2021, que la locomotora panameña seguirá siendo en gran medida el comercio internacional, incluyendo servicios de exportación, operaciones portuarias, logística, el Canal de Panamá y la Zona Libre de Colón.

En cuanto a la inversión publicitaria, como en tantos otros países, Panamá experimenta un sostenido crecimiento del gasto en marketing digital, liderado por las empresas de telecomunicaciones, y seguido por inmobiliarias, marcas de electrodomésticos, grandes superficies y supermercados. El país, y Centroamérica en general, registró en 2021 un aumento extraordinario de la inversión en redes sociales, porcentualmente mayor incluso que el de Norteamérica.

Es fácil concluir que, con todo y sus tareas pendientes, Panamá seguirá en una posición de privilegio entre las economías de la región y continuará siendo un buen lugar por el cual apostar en asunto de negocios. Y además, también un excelente sitio para asentarse si hacemos caso de la firma Internacional Living, que para este 2022 otorgó al país el puesto número uno  de su ranking mundial para jubilarse o sencillamente llevar una vida más saludable y feliz.

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