En cabeza propia
Desde que comenzó la pandemia del Covid 19 y a solicitud de nuestros clientes, hemos escrito, diseñado y difundido muchos mensajes relacionados con el tema, siempre en el ánimo de contribuir a la prevención de la enfermedad. Lo hicimos con la profesionalidad y entusiasmo que ponemos en todos nuestros trabajos, pero solo ahora nos damos cuenta de que no lo hacíamos con una conciencia lo suficientemente clara de todo lo que implica está inédita situación. ¿Qué pasó? Muy sencillo: nos tocó.
Hace algunas semanas tres miembros de nuestro equipo cayeron enfermos simultáneamente. Dos de ellos tuvieron que ser hospitalizados y durante semanas de un tremendo agotamiento físico y emocional tuvieron que experimentar la dureza del aislamiento y sobre todo la angustia de sentir que allí, frente a ellos, estaba la probabilidad de pasar a formar parte de la estadística de víctimas mortales. Ya no eran las noticias en los medios de comunicación, sino algo muy real que podían sentir en sus huesos, en sus músculos y en la cifra que arrojaba cada día el oxímetro. Afortunadamente, todos los afectados salieron adelante y ya están en sus hogares terminando de recuperarse.
Dicen los abuelos que “nadie escarmienta en cabeza ajena”. Pero no hay que aceptar semejante sentencia. Es de personas inteligentes evitar el escollo en que hemos visto tropezar al prójimo. Para eso son estas líneas, queridos amigos y colaboradores, para que extremen precauciones y mantengan la guardia muy en alto hasta que las aguas vuelvan a su cauce.