Karim Rashid: SIN DESPERDICIO

Muchos no tendrán la menor idea de quien es Karim Rashid, pero es altamente probable que infinitas veces hayan utilizado y quizás tengan en casa –en original o en cualquier versión pirata- un ejemplar de la papelera Garbino que este carismático diseñador concibió en 1996 para la marca Umbra.

Además de un enorme éxito comercial, esa papelera –que indistintamente puede ser usada como hielera- se volvió un ícono del diseño que hoy figura en las colecciones de museos como el MoMA, el Brooklyn Museum of Art y el Montreal Museum of Decorative Arts. Y es solo una de las más de 3.000 creaciones de este canadiense de origen egipcio, amado por grandes marcas, proclamado como uno de los estetas más influyentes de la contemporaneidad y llamado “el poeta del plástico” a pesar de su empeño en la sostenibilidad.

Esa, ni más ni menos, es la magia del buen diseño y de Karim Rashid en particular: poner la imaginación artística al servicio de nuestra vida cotidiana, haciéndonos el mundo un pelín más funcional, más bonito o menos hostil. En su caso, además, hay vocación y talento para poner en palabras la honda reflexión que recorre su trabajo, ya sea en libros como “Quiero cambiar el mundo” y “Evolución”, o en conferencias como la que acaba de dictar en Venezuela gracias a la extraordinaria iniciativa del Instituto de Diseño de Caracas (IDC) en el contexto de la Caracas Design Week, con el apoyo de Galerías Avanti y el Centro de Arte Los Galpones.

Allí estuvimos y escuchamos a Rashid decir que Venezuela era uno de los pocos países que le faltaba por conocer, y asentó específicamente que éramos el número 140 en su lista. Cosa que nos hizo pensar en el mérito de la entusiasta gente del IDC y sus aliados, en su esfuerzo por hacer que Venezuela y Caracas entren de nuevo en sintonía con las tendencias creativas del mundo, es decir en ir cerrando la brecha que tantos años de crisis han abierto entre el país y los grandes centros de pensamiento y creación.  

Rashid ofreció una rueda de prensa y una conferencia, y en ambas se explayó con la pasión que le caracteriza sobre temas que le son cruciales: la originalidad como rara avis en el diseño actual, la belleza hermanada con la función, las complejas relaciones entre el diseño y la industria o los grandes retos de la sostenibilidad.

 “El diseño es una fuerza poderosa que puede cambiar el mundo para mejor”, dijo.

Rashid ahondó en la importancia de alinear el diseño a los imperativos de la realidad y de las necesidades humanas, lo cual puede abarcar consideraciones económicas y funcionales, pero sin excluir nunca lo estético. Afirma que la belleza es una necesidad humana y que podríamos estar viviendo en un mundo completamente diferente, lleno de objetos, espacios, lugares y experiencias verdaderamente inspiradoras.

Y ese compromiso con la belleza, en Rashid se hermana con un toque de Midas que le vuelve irresistible para el mercadeo. Su talento ha sido solicitado por firmas como Alessi, Artemide, Bonaldo, Carolina Herrera, Coca Cola, Dupont, Sony, Kundalini, Giorgio Armani, Artemide, Deutsche Bank, Audi, Citibank, Hyundai, Samsung, Swarovski, Christofle o Veuve Clicquot, entre otras.

Todo un personaje, pues, del que mucho pueden aprender cuantos sueñan con dejar una pequeña o gran huella en el mundo.

PD (PARA DISFRUTAR)

Si se perdieron la conferencia de Rashid y les interesa el tema del diseño en general, igual acérquense al Centro de Arte Los Galpones para que disfruten la exposición que la misma gente del IDC montó en homenaje a una selección de los más grandes diseñadores gráficos e industriales de la historia. La curadora Adriana Puleo desarrolló las hermosas gigantografías con datos biográficos clave y una precisa explicación de los aportes de cada personaje.

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